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Mostrando entradas de marzo, 2011

Einstein y su Chofer

Al poco tiempo de haber publicado A. Einstein su primer trabajo sobre la teoría de la relatividad, empezó a hacerse famoso en toda Europa y lo invitaban a muchas universidades para dar charlas sobre ella. El lugar donde él trabajaba puso a su disposición un auto con su chofer para trasladarse a estas universidades. En todas ellas tuvo gran éxito, es decir que al final de sus presentaciones lo aclamaban con un aplauso atronador. Pero, debido a lo novedoso y difícil del tema, en ningún lugar surgían preguntas. Así iban Einstein y el chofer recorriendo universidades, el chofer siempre sentado en primera fila y escuchando atentamente la exposición del profesor. Después de algunos meses, el chofer le dice a Einstein: "Profesor, le quiero proponer un trato. Yo no entiendo ni una palabra de lo que usted dice en sus conferencias, pero tengo una excelentísima memoria, y recuerdo palabra por palabra de su exposición, incluyendo todas las fórmulas. Además me imagino que usted estará cansado

Querido Niño Dios: te pido que mi familia no me avergüence en la fiesta de Año Nuevo

Te imploro que no me hagan quedar mal con mi novia. Te ruego que mis tíos no le cuenten del pantalón rojo que me ponía mi mamá cuando yo era pequeño y que -según ellos- ahorcaba cruelmente mis partes nobles. Es un cuento que han echado de manera ininterrumpida año tras año. Cada vez que lo reviven, todos vuelven a reírse como si fuera la primera vez. Uno de mis tíos se para en medio de la sala, jala su pantalón hacia arriba e imita mi supuesto caminado de niño 'apretadito'. Por favor, apreciado Niño Dios, no permitas que vuelva a hacer eso, porque una cosa son los genitales de un niño y otra cosa es que mi tío cuarentón forre su 'paquete' y lo exponga frente a mi novia. También te imploro que mis tías, cuando conozcan a la niña con la que salgo, no repitan el comentario que le han hecho a las anteriores: "Andrés, ¿este año con otra? ¿Es que cada diciembre le regalan novia nueva? ¡Hum! Patiño, Patiño... ¡lo que te cuelga ya no es de niño!". En casa de mi abuela